El Lobo venció 2 a 0 a Boca Unidos de Corrientes, en el Bosque, y tiene con qué
ilusionarse. A pesar de que es apenas la primera fecha, la construcción de un
plantel altamente competitivo, con variantes en la mayoría de sus puestos y
jerarquía en sus titulares, dan por sentado que a priori el equipo de Pedro es
uno de los mejor perfilados para pelear por un ascenso.
A pesar de que River en el torneo pasado es la muestra cabal de que nadie tiene la vuelta a Primera garantizada por más plantel que tenga, si el Lobo fue un equipo por demás sacrificado, con una solidaridad formidable en el recupero de la pelota, con equilibrio en todas sus líneas y variantes ofensivas, esas que siempre le han faltado, mostrando un Cuevas desequilibrante, a Quiroga capaz de pivotear por arriba y por abajo, y con Mussis y el colombiano Peralta como figuras del match.
En lo que se presagiaba como un partido parejo, el Lobo se hizo cargo del protagonismo ganado en la previa con firmeza atrás, equilibrio y despliegue en el medio, y profundidad en ataque. Porque a la falta de volumen de juego del equipo de Ortiz, Gimnasia le sumó la presión asfixiante en mitad de la cancha que conjugó con el adelantamiento de Oreja y Licht por los costados, el despliegue físico fenomenal de Mussis y Pouso, más el continuo andar libre de Cuevas y la ayuda de Peralta y Quiroga en la recuperación.
Desde la casi constante retención de la pelota y la buena circulación, el Lobo fue protagonista y dueño del partido hasta la apertura del marcador. Porque Pouso marcó y raspó de lo lindo, García distribuyó con un criterio extrañamente atinado para una posición que no conoce, Oreja y Licht siempre fueron opción por las bandas y tanto Mussis como Cuevas, cada vez que la tuvieron, aprovecharon de gran manera la movilidad y potencia de Quiroga y Peralta.
Así fue que de un recupero ríspido de Pouso, éste cedió para Mussis y el juvenil, con un precisión quirúrgica, habilitó a Peralta que luego de correr 20 metros definió de primera y por sobre el cuerpo de un apresurado Gastón Sessa, golazo.
Luego de la merecida ventaja, el partido siguió siendo propicio para el andar del Tripero, que seguía siendo el dominador claro, cuestión que se profundizó con la expulsión de Chalabe. Pero las deficiencias en la última estocada hicieron que el arquero rival se luciera ante Quiroga y Matías García, en la última pelota del primer tiempo, se hizo expulsar tontamente para marcar una paridad peligrosa cuando el Lobo controlaba las acciones.
En el complemento Troglio ordenó jugar de contraataque para aprovechar la velocidad de Peralta y Cuevas, y aunque Oreja continuó con sus trepadas por derecha, la decisión estaba tomada. Atinada desde la generación de jugadas de riesgo, pero peligrosa desde la defensa cerca de Monetti.
Pero las chances se fueron sucediendo para el ataque del Lobo, que lo perdió consecutivamente en los pies de Quiroga una vez más, y luego por parte de Cuevas y Barsottini, ambas contenidas con reflejos por Gastón Sessa.
En el último tramo de partido y con el riesgo de empate latente, Ortíz tiró todo lo que tenía a la cancha (Bastiannini por Toledo y Lucas Acosta, enganche, por Quinteros) y Troglio hizo profundizó su decisión de apelar a la velocidad en la salida: entró Benavídez por Quiroga para conjugar rapidez entre él, Cuevas y Facundo Pereyra (ya ingresado por Peralta).
Cuando parecía que la decisión que más pesaba era la de Ortíz, llegó el desahogo. Porque en el minuto 39 Matías García, el desequilibrante volante ofensivo de Boca, hizo un jugadón de espaldas para habilitar a Gonzalo Ríos y éste, y luego de evadir a Monetti con velocidad, tocó al gol pero la presencia de Oreja, haciendo un relevo fenomenal, terminó diluyendo lo que era el empate. En la jugada inmediatamente posterior el Lobo salió de contra y Facundo Pereyra, luego de un rechazo de Sessa ante su propio remate, determinó el 2-0 y la alegría para todo el Triperío.
Final con angustia pero la certeza de que Gimnasia, de repetir partidos como los de este domingo, se irá postulando como uno de los protagonistas del campeonato de la B Nacional que lo tiene con uno de los mejores planteles de la divisional.
A pesar de que River en el torneo pasado es la muestra cabal de que nadie tiene la vuelta a Primera garantizada por más plantel que tenga, si el Lobo fue un equipo por demás sacrificado, con una solidaridad formidable en el recupero de la pelota, con equilibrio en todas sus líneas y variantes ofensivas, esas que siempre le han faltado, mostrando un Cuevas desequilibrante, a Quiroga capaz de pivotear por arriba y por abajo, y con Mussis y el colombiano Peralta como figuras del match.
En lo que se presagiaba como un partido parejo, el Lobo se hizo cargo del protagonismo ganado en la previa con firmeza atrás, equilibrio y despliegue en el medio, y profundidad en ataque. Porque a la falta de volumen de juego del equipo de Ortiz, Gimnasia le sumó la presión asfixiante en mitad de la cancha que conjugó con el adelantamiento de Oreja y Licht por los costados, el despliegue físico fenomenal de Mussis y Pouso, más el continuo andar libre de Cuevas y la ayuda de Peralta y Quiroga en la recuperación.
Desde la casi constante retención de la pelota y la buena circulación, el Lobo fue protagonista y dueño del partido hasta la apertura del marcador. Porque Pouso marcó y raspó de lo lindo, García distribuyó con un criterio extrañamente atinado para una posición que no conoce, Oreja y Licht siempre fueron opción por las bandas y tanto Mussis como Cuevas, cada vez que la tuvieron, aprovecharon de gran manera la movilidad y potencia de Quiroga y Peralta.
Así fue que de un recupero ríspido de Pouso, éste cedió para Mussis y el juvenil, con un precisión quirúrgica, habilitó a Peralta que luego de correr 20 metros definió de primera y por sobre el cuerpo de un apresurado Gastón Sessa, golazo.
Luego de la merecida ventaja, el partido siguió siendo propicio para el andar del Tripero, que seguía siendo el dominador claro, cuestión que se profundizó con la expulsión de Chalabe. Pero las deficiencias en la última estocada hicieron que el arquero rival se luciera ante Quiroga y Matías García, en la última pelota del primer tiempo, se hizo expulsar tontamente para marcar una paridad peligrosa cuando el Lobo controlaba las acciones.
En el complemento Troglio ordenó jugar de contraataque para aprovechar la velocidad de Peralta y Cuevas, y aunque Oreja continuó con sus trepadas por derecha, la decisión estaba tomada. Atinada desde la generación de jugadas de riesgo, pero peligrosa desde la defensa cerca de Monetti.
Pero las chances se fueron sucediendo para el ataque del Lobo, que lo perdió consecutivamente en los pies de Quiroga una vez más, y luego por parte de Cuevas y Barsottini, ambas contenidas con reflejos por Gastón Sessa.
En el último tramo de partido y con el riesgo de empate latente, Ortíz tiró todo lo que tenía a la cancha (Bastiannini por Toledo y Lucas Acosta, enganche, por Quinteros) y Troglio hizo profundizó su decisión de apelar a la velocidad en la salida: entró Benavídez por Quiroga para conjugar rapidez entre él, Cuevas y Facundo Pereyra (ya ingresado por Peralta).
Cuando parecía que la decisión que más pesaba era la de Ortíz, llegó el desahogo. Porque en el minuto 39 Matías García, el desequilibrante volante ofensivo de Boca, hizo un jugadón de espaldas para habilitar a Gonzalo Ríos y éste, y luego de evadir a Monetti con velocidad, tocó al gol pero la presencia de Oreja, haciendo un relevo fenomenal, terminó diluyendo lo que era el empate. En la jugada inmediatamente posterior el Lobo salió de contra y Facundo Pereyra, luego de un rechazo de Sessa ante su propio remate, determinó el 2-0 y la alegría para todo el Triperío.
Final con angustia pero la certeza de que Gimnasia, de repetir partidos como los de este domingo, se irá postulando como uno de los protagonistas del campeonato de la B Nacional que lo tiene con uno de los mejores planteles de la divisional.
DANILO&DIEGO
No hay comentarios:
Publicar un comentario