jueves, 14 de mayo de 2015

LO QUE SE QUIERE NO SE COMPARTE

La tribuna Néstor Basile ya levantó sus primeros escalones, contra los malos pronósticos de un montón de pesimistas. Un premio a la perseverancia de algunos locos que se animaron a soñar cuando estaba prohibido.

Gimnasia de La Plata jugó por última vez en su casa y con las cuatro tribunas en pie a fines del año 2005, cuando frustró sus chances de ser campeón tras un 0-0 con Newell´s que los Triperos no quieren recordar. Los incidentes ocurridos después del partido y una disposición de la FIFA los sacaron del Bosque por un tiempo, obligándolos a demoler una de sus plateas por estar levantada con tablones de madera.

Pero más allá de las cuestiones edilicias, había un trasfondo político mucho más importante para mover al Lobo de su cancha: un gigante de cemento conocido como Estadio Único tenía que justificar una inversión millonaria, y no había mejor forma que mandar a los equipos de la la ciudad a jugar allí. Sí, el camino del desarraigo no condujo sólo al Basurero, también a su vecino Estudiantes.

Los hinchas del Lobo no se preocuparon tanto en un principio, porque su presidente Juan José Muñoz había asumido un año antes prometiendo espejitos de colores en el Bosque, entre los que estaba remodelar la tribuna que a partir de 2006 no estuvo más. Las obras nunca llegaron, pero los hinchas se amotinaron y militaron en contra de jugar en un estadio que no tenía nada que ver con su identidad y pertenencia. Llegaron, incluso, a juntarse a escuchar los partidos en el Juan Carmelo Zerillo mientras el primer equipo lo hacía en el Estadio Ciudad de La Plata, que con el tiempo se cobró el precio de tanta desidia de la parcialidad tripera.

La bandera principal de ese grupo de caprichosos era Néstor Basile, un emblema del club que venía luchando años trás desde la militancia y el periodismo por un Gimnasia mejor y en el Bosque, siempre en el Bosque. Basile había nacido en El Mondongo (barrio Tripero por excelencia) y el de su padre había sido el primer velatorio en una cancha de fútbol en la historia, cuando decidieron despedir sus restos en territorio azul y blanco. El Lobo era una de las razones de su vida.

Desde la década del 80´, el periodismo lo mantuvo siempre cerca de sus queridos colores: primero como comentarista de Radio Provincia (la más escuchada en La Plata en aquel entonces) y a partir de 1988 desde Tribuna Gimnasista, un diario tabloide mensual que se convirtió en ícono del Pueblo Tripero en Ensenada, Berisso y La Plata. En sus días radiofónicos, la particular voz ronca de Basile jamás comentó un partido de Estudiantes, pero su comienzo pleno de periodismo partidario fue a partir del diario, donde pudo plasmar todo lo que soñaba para su club

Basile siempre anhelaba reafirmar y consolidar la esencia popular de Gimnasia, con la mayor cantidad de hinchas y socios posibles llenando el Estadio del Bosque, una filial en cada barrio y siempre incluyendo a los sectores periféricos de la ciudad. Nunca se dejó impresionar por ese monstruo de la modernidad que los políticos le mostraban en 25 y 32, porque sus ganas estaban en un Juan Carmelo Zerillo en constante renovación, invirtiendo en las divisiones juveniles y protegiendo al club como sociedad civil sin fines de lucro, en un contexto de neoliberalismo y privatizaciones.

El Lobo, saldando una vieja deuda. Foto: gimnasia.org.ar.
Foto: gimnasia.org.ar














El Lobo, saldando una vieja deuda. Ayudalo.

Desde comienzos de la década del 90´, Tribuna Gimnasista se había opuesto rotundamente al nuevo estadio. La importancia del medio era tal que el gobernador Antonio Cafiero llegó a decir: “Al estadio lo vamos a hacer por más que ese diariecito se oponga”. TG sacó cinco tapas consecutivas defendiéndose, aduciendo que tenía el respaldo de 250 mil hinchas y 10 mil suscriptores. “Una de las tapas más recordadas fue una foto aérea del Estadio del Bosque con la insignia “Lo que se quiere no se comparte”“, contó a Rock´N Ball Fernando (Fercho) Domínguez, vecino y amigo de Basile. Domínguez se unió siendo adolescente a la causa de Néstor, a quien acompañó tanto desde la militancia en la agrupación Logia Tripera como desde el periodismo.

El menemismo, época en la que los soñadores eran tratados de locos, era la antítesis de lo que Basile y su gente querían para el club. Gimnasia ni siquiera podía hacerse propietario de las tierras que la ciudad le había prestado para erigir su estadio, y la relación con el intendente Julio Alak nunca fue buena. Los medios dominantes seguían fogoneando la maravilla del Estadio Único, pero Basile redoblaba la apuesta desde las páginas de Tribuna Gimnasista. Era David contra Goliat, Adolfo Res contra Carreofur, por trazar un paralelismo con San Lorenzo.

El neoliberalismo que este fanático odiaba hizo estallar al país en diciembre de 2001, y se llevó consigo también la edición de la Biblia Tripera. Cosa del destino, Tribuna Gimnasista volvió a los kioscos en el año 2006, justo cuando al Lobo lo mandaron a jugar a 25 y 32. Las promesas de remodelación del Bosque por parte del presidente Muñoz nunca llegaron, el equipo aguantó un semestre y se vino a pique y el oficialismo perdió la renovación parcial de autoridades. Además, ni siquiera había avances en la escrituración de las tierras de 60 y 118, para que la posible refacción del estadio sea 100% legal.

El CoProSede recién habilitó al club a volver a su casa para la última fecha del Clausura 2008 (21 de junio), en un partido ante Lanús. Pero la alegría completa llegaría un año después: en un acto en el Estadio Ciudad de La Plata, Cristina Kirchner anunció el techamiento de dicha cancha y la escrituración de las tierras para Gimnasia y Estudiantes. “Ese día brindamos, nos abrazamos y lloramos con Néstor, fue nuestro mayor triunfo en tantos años de lucha. Y pensar que éramos los locos, fundamentalistas y talibanes de los años 90´”, aseguró Fercho Domínguez.

Pero a pesar de este gran avance, Gimnasia se demoraba en su intención de reforma. El Lobo no lograba institucionalizar un proyecto, y en medio de ese litigio vivió uno de sus días más tristes: el 19 de marzo de 2011 falleció Néstor Basile, insignia inmortal del cuadro Albiazul y también velado en el Bosque. Un mes después, tras una jornada tensa en la sede, los Triperos aprobaron por fin la reforma de su estadio. En octubre llegó la escritura de las tierras, que estaban trabadas por asuntos judiciales, y el club aprobó en asamblea el fideicomiso que reuniría el dinero para levantar la platea demolida.

Néstor Basile, en la memoria de todos. Foto: letrag.net.
Foto: letrag.net

Néstor Basile, en la memoria de todos.

Gracias a una lucha de 20 años y el aporte de los socios, Gimnasia ya está construyendo la nueva tribuna sin haber tocado los fondos ordinarios del club. Además de la venta de plateas, cuyos asientos siguen en oferta, sólo se destinaron parte de los ingresos del traspaso de Fernando Monetti a Lanús para continuar con la obra. Todos aquellos que compren una platea adquieren el Documento Tripero de Identidad (DTI), como también quienes hagan un aporte simbólico de $50 equivalentes a una bolsa de cemento.

La nueva tribuna tendrá un largo de 50 metros y estará capacitada para albergar a 5 mil espectadores en su primera etapa. Si los fondos alcanzan, la idea es que en un segundo tramo la platea pueda estirarse a 90 metros, eliminando las ochavas de las cabeceras Centenario y 60. La obra, además, incluye nuevos vestuarios, mudanza de los bancos de suplentes, palcos para prensa, una cancha de handball, y demás. Se estima que para después de la Copa América, los hinchas ya podrán gritar en su tierra con las cuatro gradas en pie.

Llegó el momento de disfrutar para el hincha Tripero. Años pagando bonos obligatorios para entrar a la cancha, dos años y medio jugando fuera de casa, rechazando un estadio que lo maldijo en cada clásico que le tocó jugar. El gobernador Eduardo Duhalde velaba porque las nuevas generaciones se acostumbraran al gigante de cemento, quería sacar los estadios del Bosque olvidando el origen e historia de los clubes platenses. Se frustró su deseo, y Gimnasia va en busca de la idea de ese loco lindo de Basile, que quería un club netamente popular.

Ni Néstor Basile ni su compañero incondicional Fercho Domínguez pisaron alguna vez los escalones del Estadio Ciudad de La Plata. Para ellos es mala palabra, es el símbolo de lo que fue una lucha desigual y desgastante. Contra todos los pronósticos de quienes los tildaban de locos siguieron peleando, no claudicaron, y hoy el sueño está ahi no más, en pleno crecimiento. Néstor escucha los aullidos del Lobo desde el cielo, porque los Triperos quieren volver a hacer temblar la ciudad desde su casa. Su única casa.

Por Nano Cerda

Gentileza: http://www.rockandball.com.ar/lo-que-se-quiere-no-se-comparte/

D&D

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